miércoles, 30 de septiembre de 2009

Los vencejos


Foto Superior: José Luis Ojeda. Foto inferior: Javier Milla.

José Luis Ojeda y Javier Milla son dos grandes fotógrafos y ornitólogos, que participarán con sus fotos en la exposición. Hoy es José Luis, el que va a contarnos la emoción que sintió al salvarle la vida a un vencejo.


Los vencejos (Apus apus) son unas aves muy curiosas. Pasan la mayoría de su vida volando. Tienen unas alas muy grandes en proporción a su cuerpo, y unas patitas muy pequeñas, ya que casi no las necesitan. Su pico es enorme y eso le permite capturar gran número de insectos mientras vuelan.

Estos vencejos son los protagonistas de las historias que os voy a contar. Seguro que alguien ha visto alguna vez en su vida uno de estos pajarillos en el suelo. Se suelen tirar del nido cuando hace mucho calor (sus nidos están debajo de los tejados). Un día me encontré un vencejito en el suelo que no se movía casi nada. Lo cogí, vi que estaba bien, y lo lancé al aire (esto sólo se puede hacer cuando ya son algo mayores y tienen todas sus plumas). En ese momento comenzó a volar y volar hasta que le perdí de vista. Ese día estuve muy contento porque creo que pudo salvarse.

Al cabo del tiempo, me encontré otro, también en el suelo. Lo cogí e hice lo mismo. Comenzó a volar, pero en vez de subir, iba siguiendo la calle a baja altura, con tan mala suerte que un coche al doblar la esquina, le dio un golpe. Fui corriendo para ver como se encontraba. Lo cogí entre las manos y me lo llevé a casa. Cuando llegué, lo metí en una caja de cartón con agujeros, le dí de beber y comer y lo dejé descansar varios días. Cuando vi que estaba mejor, lo solté de nuevo, esta vez en un lugar donde no había coches. Empezó a subir y subir y se perdió en el cielo. Creo que es una de las cosas más gratificantes que te puede pasar: ver que le puedes salvar la vida a un animal tan indefenso.
José Luis Ojeda

domingo, 27 de septiembre de 2009

Día Mundial de las Aves


Golondrina común (Hirundo rustica). Foto realizada por Adolfo Ventas.

El día 11 de Octubre se celebra el día Mundial de las Aves y, por este motivo, el Departamento de Biología y Geología está organizando una exposición de fotografías de aves de diferentes fotógrafos de la naturaleza.
Este año queremos dedicar un apartado especial a las golondrinas, aviones y vencejos, muy comunes en nuestro pueblo pero desconocidos para muchos. Necesitamos tu colaboración ya sea haciendo dibujos de las aves, de sus nidos, o contando historias y curiosidades. Ponte en contacto con los profesores del departamento si quieres colaborar.

A continuación os dejo una historia de Adolfo Ventas, un gran fotógrafo y amigo que ha sido el primero en colaborar con sus fotos y su historia:
"Hace muchos años, cuando yo todavía era joven y vivía con mi madre, tuvimos la suerte de que una parejita de golondrinas se viniera a vivir con nosotros. Construyeron su nido justo en una lámpara de pared, bajo el techado de la entrada. Al año siguiente volvieron y, aunque mi madre limpió y quitó el nido, una vez que acabó la época de cría, ellas volvieron a hacerlo de nuevo allí. Ese mismo año, los compañeros de GOSUR y yo anillamos a los dos adultos, pero con la precaución de ponerles una anilla de distinto color a cada uno. Al año siguiente, a primeros de Junio, llegó el macho y yo lo observaba atentamente, mientras cantaba en los cables telefónicos delante de mi casa. No había duda de que era él, su anilla verde lo delataba. A los pocos días llegó la hembra y, también era ella, porque portaba la anilla naranja. Y fue así durante algunos años más, y así también, fue cómo descubrí que las golondrinas son monógamas, como las cigüeñas y otras tantas especies más conocidas. Año tras año volvían los dos a criar, y siempre hacían el nido en el mismo sitio. Lamentablemente un año dejaron de venir. Supongo que alguno de los adultos moriría y nunca más llegó a criar pareja alguna en la casa de mi madre, a pesar de haberles puesto en el tejado plataformas para que construyeran su nido en ellos. "

PDF sobre golondrinas de Adolfo Ventas

jueves, 3 de septiembre de 2009

Eficiencias tecnológicas

Al final de curso, la alumna de 2º de Bachillerato Águeda Sánchez Mingorance escribió este artículo sobre eficiencias tecnológicas, que os recomiendo que leáis y espero que a todos nos sirva de reflexión.
Gracias Águeda. Te deseamos mucha suerte con tus estudios en la Universidad y espero que sigas colaborando con el blog.


Recientemente, leí un artículo que me hizo pensar muy seriamente, porque por ahora cuando oía hablar sobre una nueva mejora en las tecnologías de regadío, sentía un gran alivio y la convicción de que poco a poco seríamos capaces de ir solucionando los problemas ambientales que con nuestras actividades causamos en el medio.

En el artículo, el autor, Francisco Heras Hernández, defiende que considerar la eficiencia (entendida como relación entre los resultados obtenidos y los recursos empleados para ello) de nuestras tecnologías para la explotación de recursos como la solución a todos nuestros problemas, es un gran error, ya que a menudo la mejora de las eficiencias conlleva un aumento del consumo global del recurso en cuestión, además de que en muchas ocasiones supondría una bajada de precio y, por tanto, una relajación de nuestras pautas de consumo.

Pondremos el ejemplo de la construcción de un nuevo AVE entre dos ciudades, que en un principio es considerado como una buenísima medida para disminuir el número de vuelos que se produzcan entre dichas urbes. Esta primera estimación basada en la mayor eficiencia del nuevo tren frente al avión, sin embargo, no tiene en cuenta que también antiguos pasajeros de autobús (mucho más eficiente) preferirán el uso de este nuevo transporte bastante más cómodo y rápido. Además se inducirán nuevos viajes que de no existir este tren tan veloz no se realizarían.

De esta manera, tanto en la escala de la globalidad, como en la de la individualidad, probablemente aumente el consumo del recurso al producirse una mejora de la tecnología de explotación. Y aun en el caso de que no se diera un aumento del consumo directo de este recurso, la disminución de su precio nos permitiría disponer de más dinero que acabaríamos empleando en cualquier otro consumo que probablemente requiera el uso de algún otro recurso, a este hecho se le denomina efecto rebote y recientes investigaciones del Centro de Investigaciones Energéticas del Reino Unido confirman que dichos efectos son cuantiosos y deben ser muy considerados a la hora de determinar el impacto potencial de las medidas de eficiencia energética.

No pretendo negar las muchas razones de peso que existen para promover la eficiencia, sin embargo , debemos ser conscientes de los efectos secundarios (como el efecto rebote) que en muchos casos estos cambios conllevan , para evitar, sobre todo , que la mejora de la eficiencia signifique un mayor reclamo y uso de los recursos.

Tenemos que plantearnos adecuadamente cual debe ser nuestro camino de actuación y no limitarnos a lo más fácil que es seguir con nuestras costumbres y hábitos de vida pretendiendo solucionarlo todo mejorando la eficiencia de nuestras tecnologías. Debemos atrevernos a cambiar nuestra mentalidad siempre dispuesta a crear nuevas actividades realmente innecesarias en las que emplear a fondo todos nuestros recursos (construir campos de golf en un desierto, pistas de esquí en estaciones cálidas…). Debemos concienciarnos del peso que nuestras actividades tienen sobre el medio.