Es posible que muchos de nosotros nos preguntemos si todavía pueden sumarse más dificultades al proceso de recuperación de la laguna porque, de hecho, así es. Ahora nos enfrentamos al problema más complicado de todos: la concienciación de la población, y es que, sin el respeto y cuidado de todos, la situación de la laguna no hace más que agravarse.
El problema se origina en la falta de conocimiento sobre el tema que, en su mayoría, tiene la población de El Cuervo, inconsciente del daño que se causa con actividades como montar a caballo por las mismas aguas, practicar deportes como parapente, recorrer en moto los barros colindantes, arrojar todo tipo de desechos en los campos cercanos que forman parte de la laguna cuando ésta se llena, reproducir música a un elevado volumen cerca de donde desarrollan su vida las aves…Por ello creo que sería conveniente la presencia de algún tipo de autoridad en los terrenos de la laguna que impida los comportamientos indebidos.
También se hace necesario informar, especialmente al sector joven , sobre la riqueza que la laguna implica y a su vez la gran delicadeza con la que hay que tratarla.
Este último invierno se ha producido un considerable aumento de las aguas de este valioso ecosistema, y la mayoría de los cuerveños hemos podido observar la gran belleza que es capaz de presentar con tan sólo unos días de lluvia.
Y , sin embargo, debido al poco interés o falta de conocimiento por parte de algunos sectores de la población, se continúa construyendo viviendas y cultivando en los terrenos de inundación, e incluso retirando aguas de escorrentía que, de manera natural, irían a sumarse a la laguna y que son empleadas en el riego de algunos cultivos.
A pesar de todo ello, esta primavera hemos disfrutado del salvaje esplendor del entorno de este paraje natural y seguramente muchos hemos aprendido a amar aun más nuestra laguna. Y es por eso que ahora, cuando la laguna se está volviendo a secar y cuando las crías de aves que tan hermosas crecían junto a sus padres se están muriendo, debido a la falta de espacio acuático en el que habitar, cuando nos toca levantarnos y actuar, luchar por la supervivencia y restauración de esta maravilla de la naturaleza.
Águeda Sánchez Mingorance (alumna de 2º de Bachillerato)